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La candidata Luisa Gonzáles se perfila como ganadora de la segunda vuelta electoral en Ecuador
Tras una primera vuelta electoral ajustada, la candidata izquierdista Luisa González, del movimiento Revolución Ciudadana (RC), liderado por el ex presidente Rafael Correa, se posiciona como una fuerte contendiente para la segunda vuelta presidencial en Ecuador, programada para el 13 de abril. Con el 92,96% de las actas escrutadas, González obtuvo el 43,87% de los votos, apenas 40,000 votos por detrás del actual presidente, Daniel Noboa, quien alcanzó el 44,25%. La estrecha diferencia ha generado un intenso debate sobre las estrategias que ambos candidatos deberán implementar para asegurar la victoria.
González ha denunciado inconsistencias en el proceso de escrutinio, especialmente en provincias clave como Esmeraldas, Manabí y Guayas, donde afirma que su movimiento tiene mayor fuerza. La candidata asegura que, de resolverse estas irregularidades, su ventaja sobre Noboa sería de al menos dos puntos porcentuales. Además, ha criticado al Consejo Nacional Electoral (CNE) por permitir que Noboa realizara campaña sin pedir licencia de su cargo, lo que considera una violación a la legislación electoral.
La estrategia de González para la segunda vuelta se centrará en consolidar el apoyo de su base correísta y atraer a los votantes del movimiento indígena, liderado por Leonidas Iza, quien obtuvo el tercer lugar en la primera vuelta. Iza, con un discurso enfocado en la defensa de los derechos indígenas y la justicia social, podría ser un aliado clave para González, ya que su apoyo podría inclinar la balanza a su favor.
Por su parte, Noboa, quien se declaró ganador de la primera vuelta, deberá reforzar su imagen como un líder capaz de mantener la estabilidad económica y enfrentar la inseguridad, temas que han dominado la agenda política en Ecuador. Sin embargo, su cercanía con sectores empresariales y su manejo del poder durante la campaña podrían restarle apoyo entre los votantes más críticos.
La segunda vuelta promete ser un enfrentamiento polarizado entre dos visiones opuestas: el correísmo, que busca retomar el poder después de ocho años en la oposición, y el oficialismo, que apuesta por la continuidad. Con más de 13,7 millones de ecuatorianos llamados a las urnas, el resultado final dependerá de la capacidad de ambos candidatos para movilizar a sus bases y atraer a los indecisos.