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Internacional
China Concluye Investigación sobre el Origen del COVID-19 y Apunta a EE.UU. como Posible Fuente
Pekín, 30 de abril de 2025 – El gobierno chino anunció que ha finalizado su investigación sobre el origen del COVID-19, concluyendo que el virus probablemente llegó a Wuhan desde el extranjero a través de cadenas de frío de alimentos congelados. Entre los posibles responsables, China señala a Estados Unidos, avivando las tensiones geopolíticas en torno a la pandemia.
Según el Ministerio de Relaciones Exteriores chino, estudios virológicos respaldan la hipótesis de que el SARS-CoV-2 circulaba globalmente antes de ser detectado en Wuhan a finales de 2019. Las autoridades afirman que el virus pudo haber ingresado al país a través de importaciones de alimentos congelados, con el mercado de mariscos de Huanan en Wuhan actuando como un punto de transmisión, pero no como el origen del brote. Esta teoría, promovida por China desde 2020, se basa en análisis de coronavirus encontrados en murciélagos y en la detección de trazas virales en envases de alimentos importados.
Sin embargo, la comunidad científica internacional ha expresado escepticismo. La investigación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en Wuhan en 2021 consideró la transmisión por cadenas de frío como “poco probable” frente a la hipótesis de un salto zoonótico de animales a humanos, posiblemente en el mercado de Huanan. Expertos destacan la falta de evidencia sólida que vincule el virus a importaciones congeladas, mientras que la teoría del salto animal, potencialmente desde murciélagos o un huésped intermedio como el perro mapache, sigue siendo la más respaldada.
Por su parte, Estados Unidos ha reiterado su apoyo a la hipótesis de un escape de laboratorio, con un informe de la CIA de 2025 señalando con “baja confianza” al Instituto de Virología de Wuhan, donde se realizaban investigaciones con coronavirus. La falta de transparencia de China, que ha restringido el acceso a datos y laboratorios, ha alimentado las sospechas de un encubrimiento.
China, a su vez, ha acusado a EE.UU. de desviar la atención, apuntando a laboratorios estadounidenses como Fort Detrick como posibles fuentes del virus, una narrativa que ha ganado tracción en redes sociales chinas, pero que carece de pruebas. Este intercambio de acusaciones ha politizado aún más la búsqueda de los orígenes del COVID-19, obstaculizando un consenso científico.
Mientras tanto, la comunidad internacional sigue sin respuestas definitivas. La falta de datos transparentes y el rechazo de China a nuevas investigaciones independientes dejan el origen del virus envuelto en incertidumbre, con la teoría zoonótica como la más probable, pero sin descartar otras posibilidades.