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Costumbre y tradiciones
Semana Santa 2025 en Perú: Fervor religioso y riqueza cultural en Costa, Sierra y Selva
Lima – La Semana Santa 2025, celebrada del 13 al 20 de abril, ha sumergido al Perú en un profundo ambiente de devoción, reflexión y tradiciones culturales. Con feriados nacionales el Jueves y Viernes Santo (17 y 18 de abril), miles de peruanos y turistas participan en procesiones, misas y actividades que fusionan la fe católica con el legado ancestral en las principales ciudades de la Costa, Sierra y Selva. A continuación, un recorrido por las celebraciones más destacadas de esta festividad, una de las más significativas del calendario cristiano, junto con un vistazo a cómo se vive en otros países de América Latina.
Costa: Solemnidad y tradiciones urbanas
En la Costa, Lima, la capital, lidera las celebraciones con un enfoque urbano pero cargado de espiritualidad. El Centro Histórico se convierte en el epicentro de actividades religiosas, con iglesias como la Catedral de Lima y San Francisco acogiendo misas solemnes y procesiones. El Domingo de Ramos (13 de abril) marcó el inicio con la bendición de palmas en la Plaza Mayor, seguida de la recreación de la entrada de Jesús a Jerusalén. El Jueves Santo, la tradición del recorrido por las siete iglesias atrajo a multitudes que visitaron templos históricos como La Merced y Santo Domingo, reflexionando sobre la Pasión de Cristo. El Viernes Santo, la representación del Vía Crucis, liderada por el actor Mario Valencia desde el Cercado hasta el Cerro San Cristóbal, congregó a cientos de fieles, acompañados por estrictas medidas de seguridad.
En Piura, especialmente en el distrito de Catacaos, la Semana Santa, reconocida como Patrimonio Cultural de la Nación, destacó por su misticismo. La procesión del Señor de la Piedad y la Virgen Dolorosa recorrió calles adornadas con alfombras florales, mientras los devotos entonaban cánticos en quechua y español. La gastronomía local, con platos como el sudado de trucha y rosquitas de anís, complementó la experiencia. En Ica, la procesión del Señor de Luren movilizó a miles de peregrinos, quienes acompañaron la imagen con velas y rezos, en un recorrido lleno de sahumerios y fervor religioso.
Sierra: Fusión de devoción católica y herencia andina
En la Sierra, Ayacucho reafirmó su título como la “Capital de la Semana Santa” con una programación que combina arte, fe y tradiciones andinas. Desde el Domingo de Ramos, las calles se llenaron de alfombras de flores y aserrín, un espectáculo que atrae a turistas nacionales e internacionales. La Procesión del Señor de la Agonía, el Jueves Santo, y la del Santo Sepulcro, el Viernes Santo, fueron los eventos más emotivos, con fieles cargando pesadas imágenes religiosas al ritmo de bandas de viento. La ciudad espera haber recibido a más de 50,000 visitantes, generando un impacto económico significativo. Además, los mercados locales ofrecieron retablos y textiles, mientras los visitantes degustaron el chupe de viernes, una sopa tradicional sin carne roja.
En Cusco, la Semana Santa fusionó el legado inca con el catolicismo. La procesión del Señor de los Temblores, una imagen venerada por proteger a la ciudad de terremotos, recorrió el centro histórico el Lunes Santo, adornada con flores rojas de ñucchu, símbolo de la sangre de Cristo. La Plaza San Francisco fue el punto de partida del Vía Crucis, que culminó en la Cruz del Papa en Sacsayhuamán. La música andina y los dulces típicos, como maicillos y suspiros, enriquecieron la experiencia cultural. En Huancavelica, menos conocida pero igualmente fervorosa, la procesión de la Virgen Dolorosa destacó por los trajes tradicionales y la música local, reflejando la identidad de la sierra central.
Selva: Espiritualidad en armonía con la naturaleza
En la Selva, las celebraciones son más íntimas pero igualmente significativas. En Iquitos, capital de Loreto, la Semana Santa se vivió con procesiones que recorrieron calles bajo un clima cálido y húmedo, con temperaturas cercanas a los 30 °C. La procesión del Cristo Resucitado, el Domingo de Resurrección, se acompañó de danzas tradicionales y bebidas como el masato, elaborado con yuca fermentada. Los visitantes aprovecharon para explorar la biodiversidad amazónica, con paseos en bote por el río Amazonas y visitas a comunidades nativas como los Boras y Yaguas.
En Puno, aunque geográficamente en el altiplano, las celebraciones reflejaron influencias selváticas y andinas. La procesión del Viernes Santo, con el lago Titicaca como telón de fondo, combinó cánticos católicos con danzas tradicionales, atrayendo a devotos y turistas. La comunidad participó activamente en misas y ferias gastronómicas, donde se degustaron platos como el sudado de trucha.
Semana Santa en América Latina
La Semana Santa trasciende las fronteras peruanas, siendo una festividad profundamente arraigada en América Latina. En México, la ciudad de Taxco destaca por sus procesiones donde los penitentes cargan cruces y cadenas, mientras en San Cristóbal de las Casas se realizan altares vivientes y representaciones teatrales de la Pasión. En Guatemala, Antigua Guatemala se convierte en un lienzo de alfombras de aserrín y flores, similares a las de Ayacucho, que acompañan procesiones como la del Cristo Yacente. En Colombia, Popayán es famosa por sus procesiones nocturnas, declaradas Patrimonio Inmaterial por la UNESCO, donde las imágenes religiosas son llevadas por cofradías centenarias. En Brasil, las celebraciones en Ouro Preto combinan misas solemnes con música barroca, mientras que en Salvador de Bahía se integran elementos afrobrasileños. Estas manifestaciones reflejan la diversidad de la región, uniendo la herencia colonial con tradiciones indígenas y africanas, en un mosaico cultural que dialoga con las celebraciones peruanas.
Impacto cultural y económico
La Semana Santa 2025 no solo ha sido un momento de recogimiento espiritual, sino también una oportunidad para la reactivación económica. En Arequipa, por ejemplo, se proyectó la llegada de 50,000 turistas, generando entre S/15 y S/25 millones en ingresos, con destinos como el Valle del Colca y el Monasterio de Santa Catalina como favoritos. En Ayacucho, la afluencia de visitantes impulsó el comercio de artesanías y la gastronomía local. Además, el turismo religioso, como el recorrido por las siete iglesias en Lima, Cusco y Arequipa, se consolidó como una práctica que une fe y cultura.
Tradiciones gastronómicas y reflexión
A lo largo del país, la gastronomía reflejó la tradición de abstenerse de carne roja. En la Costa, el escabeche de pescado y el chupe de camarones fueron protagonistas; en la Sierra, el chupe de viernes y dulces como los maicillos; y en la Selva, bebidas como el masato y platos a base de pescado. Estas preparaciones, transmitidas de generación en generación, unieron a las familias en torno a la mesa.
La Semana Santa 2025 en Perú ha sido, una vez más, una manifestación de la diversidad cultural y religiosa del país. Desde las solemnes procesiones de Lima hasta las coloridas alfombras de Ayacucho y las danzas en Puno, esta festividad invita a peruanos y visitantes a reconectar con la fe, la historia y las raíces de una nación vibrante, en sintonía con las ricas tradiciones de América Latina.