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Piden 34 años de cárcel para Pedro Castillo por intento de golpe de Estado

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La situación legal de Pedro Castillo Terrones, expresidente de Perú, se agrava conforme avanza el proceso judicial en su contra. El lunes 9 de septiembre, el juez supremo Juan Carlos Checkley Soria rechazó los pedidos de sobreseimiento presentados por la defensa del exmandatario y sus coacusados, quienes habían solicitado el archivo de la acusación por considerar que los hechos no constituían delitos.

Esto significa que Castillo deberá enfrentar un juicio por los presuntos delitos de rebelión y conspiración, vinculados al fallido golpe de Estado del 7 de diciembre de 2022.

El camino hacia el juicio

La decisión del juez Checkley Soria es categórica: Pedro Castillo será juzgado por los intentos de disolver el Congreso y reestructurar el sistema de justicia peruano mediante un autogolpe, un episodio que conmocionó al país y terminó con su destitución y arresto.

La acusación formal de la Fiscalía solicita una condena de 34 años de prisión para el expresidente, basándose en delitos como rebelión, abuso de autoridad y grave perturbación de la tranquilidad pública. Esta decisión no admite apelación, lo que garantiza que el juicio avanzará en las próximas semanas.

Pedro Castillo intentó dar un golpe de Estado el 7 de diciembre de 2022

Además de Castillo, el proceso involucra a otros altos funcionarios de su gobierno, incluyendo a la expremier Betssy Chávez, el exministro del Interior Willy Huerta, el exministro de Comercio Exterior Roberto Sánchez, y tres oficiales de la Policía Nacional del Perú (PNP): Jesús Venero, Eder Infanzón y Manuel Lozada. Todos ellos enfrentarán cargos por su presunta participación en el intento de golpe de Estado.

La defensa de Castillo argumentó que el delito de rebelión requiere el uso de armas y una alteración violenta del orden público, algo que, según ellos, no ocurrió el 7 de diciembre de 2022. Sin embargo, el juez Checkley determinó que estos argumentos deben ser evaluados durante el juicio público, no a través de un recurso de sobreseimiento.

Delitos y penas solicitadas

La Fiscalía ha solicitado las siguientes penas para los acusados:

  • Pedro Castillo Terrones: 34 años de prisión por los delitos de rebelión, abuso de autoridad y perturbación de la tranquilidad pública.
  • Betssy Chávez: 25 años de prisión por su rol en la ejecución del fallido golpe.
  • Roberto Sánchez y Willy Huerta: Penas de hasta 25 años de prisión.
  • Aníbal Torres: 15 años de prisión por conspiración.
  • Los oficiales PNP Jesús Venero, Eder Infanzón y Manuel Lozada también enfrentan cargos por su participación en los hechos.

Próximos pasos en el proceso judicial

El 17 de septiembre está programada la participación de los testigos, y tras ello se fijará la fecha para el inicio formal del juicio contra Castillo y los demás implicados. Este es solo uno de los procesos que enfrenta el expresidente. Aparte de los cargos de rebelión y conspiración, Castillo también está siendo investigado por otros graves delitos, como organización criminal, tráfico de influencias y colusión.

El juez Checkley dejó claro que las pruebas presentadas por la Fiscalía, así como los cuestionamientos de la defensa, deben ser debatidos en el juicio. De esta manera, el sistema judicial peruano se encamina a uno de los juicios más importantes y simbólicos de su historia reciente, marcado por las consecuencias de un gobierno que terminó de forma abrupta y polémica.

La caída de Castillo

El 7 de diciembre de 2022, Pedro Castillo intentó disolver el Congreso de la República y anunció la reorganización del sistema judicial, acciones que fueron ampliamente rechazadas tanto por el poder legislativo como por la sociedad civil. Horas después, fue detenido y destituido de la presidencia por «incapacidad moral permanente», siendo reemplazado por su vicepresidenta, Dina Boluarte.

Desde entonces, Castillo ha mantenido su inocencia y ha denunciado que su destitución fue parte de un complot en su contra. Sin embargo, las pruebas presentadas por la Fiscalía, que incluyen declaraciones de testigos y grabaciones de las reuniones previas al intento de golpe, complican su situación legal.

Dina Boluarte lo sucedió luego de la detención y encarcelación de Pedro Castillo

El impacto político

El juicio contra Pedro Castillo no solo tiene implicaciones judiciales, sino también políticas. Los exministros y altos mandos policiales que lo acompañaron durante su gestión también están bajo la lupa, lo que ha generado una profunda división en la opinión pública peruana. Mientras que sus seguidores consideran que Castillo es víctima de una persecución política, sus detractores lo ven como un ejemplo de la fragilidad democrática que debe ser castigada.

Con el juicio a la vuelta de la esquina, el destino de Pedro Castillo y de los funcionarios que lo respaldaron en uno de los momentos más oscuros de la política peruana se definirá en los tribunales. El país sigue atento al desarrollo de un proceso que marcará un precedente en la lucha contra la corrupción y los intentos de subvertir el orden constitucional en Perú.

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FRENO HISTÓRICO A LA INHABILITACIÓN DE PEDRO CASTILLO Y BETSSY CHÁVEZ EN EL CONGRESO

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En una decisiva sesión parlamentaria, un bloque de congresistas de izquierda socialista y del movimiento popular logró detener el nuevo intento de la derecha por inhabilitar políticamente al expresidente Pedro Castillo y a la ex primera ministra Betssy Chávez. La propuesta conservadora obtuvo solo 44 votos a favor en el caso de Castillo y 53 en el de Chávez, cifras muy por debajo de los 68 votos requeridos. La jornada dejó en evidencia la creciente resistencia frente al lawfare y al uso político de las instituciones que se profundizó tras la ruptura constitucional del 7 de diciembre de 2022.

La congresista Margot Palacios, de Juntos por el Perú, encabezó la firme oposición a estas inhabilitaciones, respaldada por legisladores de diversas bancadas de izquierda y del movimiento popular como Germán Tacuri, Roberto Sánchez, Wilson Quispe, Jaime Quito, Pasión Dávila y José María Balcázar. Para Palacios y sus colegas, las acusaciones carecen de sustento jurídico y forman parte de una estrategia destinada a impedir que líderes con amplio respaldo popular continúen participando en la vida política del país.

Palacios, candidata al Senado con el número 8 y respaldada por Pedro Castillo, se ha consolidado como una de las voces más coherentes en la defensa de los perseguidos políticos. Recientemente presentó un proyecto de ley de amnistía total para Castillo, con el fin de extinguir las condenas y procesos penales derivados de los sucesos de diciembre de 2022. Según la parlamentaria, esta iniciativa busca corregir el uso instrumental del sistema judicial para validar decisiones políticas impulsadas desde el Congreso.

La congresista Margot Palacios Huamán sobre la libertad de Pedro Castillo

La congresista sostiene que las sentencias contra Castillo y Chávez responden a un Poder Judicial subordinado a la actual mayoría parlamentaria. En reiteradas intervenciones ha denunciado la criminalización de la protesta social y el intento de excluir de la esfera electoral a quienes representan proyectos de transformación económica y social. Su voz se ha convertido en un referente del campo popular, articulando la defensa de los derechos democráticos con la exigencia de justicia para las víctimas del régimen.

La reciente votación demuestra que, pese al control ejercido por la derecha y sectores aliados —incluyendo a parte de Perú Libre— existe una resistencia firme dentro y fuera del Parlamento. Para los congresistas que votaron en contra, este resultado es una victoria parcial pero significativa en la defensa de la voluntad popular y en la lucha contra la persecución política. Mientras continúan las demandas por la libertad de Pedro Castillo y justicia para las víctimas de la represión, Margot Palacios reafirma su compromiso con una democracia al servicio del pueblo y no de los intereses económicos que buscan perpetuar su dominio.

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Podemos Perú enfrentaría grave crisis de credibilidad si se confirma el juicio oral contra José Luna Gálvez

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Lima, 3 de diciembre de 2025 – El partido Podemos Perú, que actualmente postula a Raúl Noblecilla como candidato a la segunda vicepresidencia con discurso de “defensa del pueblo” y promesa de indulto a Pedro Castillo, quedaría en una posición extremadamente incómoda si el Poder Judicial admite a trámite la acusación fiscal que solicita 22 años y 8 meses de prisión para su líder efectivo, José Luna Gálvez, por los presuntos delitos de organización criminal, cohecho y tráfico de influencias en el caso conocido como “Los Gánsters de la Política”.

La contradicción sería aún más evidente si se recuerda que los congresistas de la bancada de Podemos Perú votaron unánimemente a favor de la vacancia presidencial de Pedro Castillo el 7 de diciembre de 2022 y, durante casi tres años, rechazaron sistemáticamente todas las mociones de vacancia contra Dina Boluarte, blindándola en más de 40 ocasiones junto a Fuerza Popular, Renovación Popular, Avanza País, Acción Popular, Somos Perú y Perú Libre, solo para voltearle la espalda en octubre de 2025 cuando su impopularidad superó el 90 %.

Analistas consultados por este medio advertirían que, de concretarse el juicio oral contra Luna Gálvez y mantenerse el discurso de “izquierda” en la campaña 2026, Podemos Perú podría perder la poca credibilidad que tiene ante el electorado en un país ya saturado de promesas vacías y traiciones parlamentarias, porque además ya es forzado a extremo el discurso de sus dos candidatos a vicepresidencia, porque en escencia es un partido de la derecha pragmática que siempre estuvo aliniado a los gobiernos neoliberales de turno.

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Trump libera a ex presidente hondureño condenado por narcotráfico en medio de controversia electoral

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Tegucigalpa, Honduras – En un movimiento que ha desatado una ola de críticas internacionales, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, otorgó este lunes un indulto completo e incondicional al exmandatario hondureño Juan Orlando Hernández, liberándolo de una sentencia de 45 años de prisión por su rol en una de las mayores conspiraciones de narcotráfico del mundo. Hernández, quien gobernó Honduras entre 2014 y 2022, fue condenado en junio de 2024 por facilitar el envío de más de 400 toneladas de cocaína hacia territorio estadounidense, en alianza con carteles como el de Sinaloa. La liberación se produjo apenas horas después de que se confirmara la victoria en las elecciones presidenciales hondureñas del candidato Nasry Asfura, del Partido Nacional –el mismo de Hernández–, respaldado públicamente por Trump. El indulto, firmado el 1 de diciembre, ha sido calificado por demócratas en el Congreso de EE.UU. como un «golpe a la credibilidad» de la lucha antidrogas, mientras que en América Latina se ve como una injerencia descarada en la soberanía regional.

La decisión de Trump llega en un contexto de alta tensión, justo cuando Asfura, exalcalde de Tegucigalpa y apodado «Tito», se impuso por un margen estrecho en las elecciones del 30 de noviembre, con el 40,24% de los votos frente al 39,69% de su principal rival, Salvador Nasralla, del Partido Liberal, según resultados preliminares con el 80% de las actas escrutadas. Trump no solo endosó a Asfura en redes sociales, advirtiendo que EE.UU. suspendería la ayuda financiera si no ganaba –»no tiraremos buen dinero tras malo»–, sino que también anunció el indulto a Hernández días antes de los comicios, en un aparente intento de impulsar al Partido Nacional. Críticos como la congresista estadounidense Norma Torres han denunciado que esta maniobra «vuela en contra de la promesa de Trump de combatir el narco-terrorismo», recordando que Hernández fue descrito por fiscales como el centro de un «narco-Estado» que operaba con impunidad. En Honduras, la esposa de Hernández, Ana García, celebró la noticia arrodillada en oración, comparando el caso con una «persecución política» similar a la de Trump.

Desde Perú, donde el narcotráfico sigue siendo una amenaza creciente en regiones como el VRAEM, esta saga resalta las contradicciones de la política exterior estadounidense en el continente. Mientras Trump amenaza con bombardeos a países como Venezuela y Colombia por supuestas rutas de droga, el perdón a un convicto como Hernández genera dudas sobre la selectividad de su «guerra contra las drogas». Analistas del Consejo de Relaciones Exteriores advierten que esto podría erosionar la cooperación regional y alentar regímenes afines en detrimento de la democracia. La liberación de Hernández, quien ya regresó a Tegucigalpa, coincide con la juramentación inminente de Asfura, prometiendo una era de «desarrollo y oportunidades», pero bajo la sombra de acusaciones de fraude electoral y la influencia directa de Washington.

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