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Agricultura

Trabajadores y gremios agrarios rechazan nueva Ley de Agraria por afectar derechos laborales y beneficiar a grandes agroexportadoras

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La Federación Nacional de Trabajadores de Agroindustria y Afines (FENTAGRO), afiliada a la CGTP, ha emitido un contundente pronunciamiento en rechazo al proyecto de Ley Agraria (PL 8924/2024-CR), presentado por la bancada fujimorista el pasado 16 de septiembre de 2024.
La norma, que estaría próxima a ser aprobada por el Congreso, ha sido calificada como «anti laboral y anti nacional» por organizaciones sindicales y especialistas, quienes advierten que beneficiará principalmente a las grandes empresas agroexportadoras en detrimento de los trabajadores agrarios y el Estado.

Uno de los puntos más criticados es la eliminación del bono BETA, un beneficio clave para los trabajadores. Aunque el proyecto mantiene el nombre, reduce su valor a un monto fijo de 307.5 soles, desvinculándolo del 30% de la Remuneración Mínima Vital (RMV). Esto significa que, ante futuros aumentos de la RMV, el bono no se ajustaría, perdiendo su valor real con el tiempo.

El proyecto limita la participación de los trabajadores agrarios en las utilidades al 7.5%, elimina la contratación preferente y restringe la negociación colectiva

Además, la norma otorga amplios beneficios tributarios a las agroexportadoras, reduciendo el impuesto a la renta del 29.5% al 15% hasta 2035, junto con créditos fiscales, depreciación acelerada y recuperación del IGV. Según el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), estas medidas representarían un costo fiscal de aproximadamente S/1,888 millones anuales, recursos que dejarían de destinarse a servicios esenciales como educación, salud e infraestructura.

En el ámbito laboral, el proyecto limita la participación de los trabajadores en las utilidades al 7.5%, elimina la contratación preferente y restringe la negociación colectiva por rama de actividad. Asimismo, reduce los aportes a Essalud al 6% hasta 2028 y al 8% hasta 2035, lo que afectaría la calidad de los servicios de salud para los trabajadores.

FENTAGRO y otras organizaciones sindicales han advertido que, de aprobarse la ley, convocarán un paro agrario nacional similar al de 2020, cuando la derogatoria de la Ley 27360 costó la vida de tres trabajadores. «No permitiremos que se apruebe una ley que va en contra de los intereses del país y de los trabajadores», señalaron.

La aprobación de dicha norma por parte del Congreso de la República podría perjudicar a miles de trabajadores agrarios del Perú

La Convención Nacional del Agro Peruano (Conveagro) también ha criticado la norma, calificándola como un «privilegio rentista» que agrava las desigualdades en el sector. Mientras tanto, el exviceministro de Empleo, Fernando Cuadros, alertó que estas medidas empeorarán la presión tributaria, ya baja en comparación con países de la OCDE, y afectarán las finanzas públicas.

Con el Congreso avanzando hacia la aprobación de la ley, los trabajadores agrarios se preparan para movilizaciones masivas, exigiendo que se archive un proyecto que consideran una amenaza para sus derechos y el desarrollo nacional.

Actualidad

Agricultores exigen renuncia del ministro de Agricultura por priorizar la minería sobre la agricultura

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Lima, 26 de septiembre de 2025. – La Confederación Nacional Agraria (CNA), gremio histórico de representación de los agricultores, exigió la inmediata renuncia del ministro de Agricultura, Ángel Manero, tras sus polémicas declaraciones en el Foro Perumin, donde afirmó que en momentos de escasez de agua “hay que darle agua a la minería, que más flujo de caja le da al país”, relegando a la agricultura al último plano.

El gremio calificó las palabras del titular de Agricultura como un “agravio directo a millones de campesinos y campesinas”, al sostener que el agua debe priorizarse para garantizar la alimentación de los peruanos y no para favorecer a la actividad minera. “Decir que la agricultura puede esperar es un insulto a la soberanía alimentaria del país”, señala el pronunciamiento.

La CNA demandó a la presidenta de la República y al Consejo de Ministros el cese inmediato de Manero, una rectificación pública del Gobierno que reafirme la prioridad de la seguridad hídrica para la agricultura y el consumo humano, así como la implementación de una política integral de gestión del agua que respete los derechos de los pueblos indígenas. Finalmente, invocaron a la ciudadanía a declarar al ministro como enemigo del pueblo peruano y a defender el derecho al agua y a la soberanía alimentaria.

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Agricultura

Trabajadores agroindustriales de Virú protestan por abusos laborales y exigen derogatoria de la Ley Agraria

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La Federación de Trabajadores del Sector Agroindustrial (FETSA RLL), afiliada a la CGTP, realizó una jornada de protesta este viernes en el distrito de Chao, provincia de Virú. La concentración se realizó en horas de la tarde en la Plaza de Armas de la localidad, bajo el lema “¡Basta de abusos laborales!”.

El gremio denunció presuntos abusos cometidos por empresas agroexportadoras como Hortifrut Perú, Hass Perú, Camposol, Agua Lima, Damper Avo Perú, Agrícola Virú, Agro Berries y otras. Entre los reclamos figuran la derogatoria de la nueva Ley Agraria, sanciones arbitrarias, jornadas y horarios extenuantes, imposición de horas extras, maltrato a madres gestantes y deficiencias en la atención de ESSALUD.

Este conflicto laboral se suma a otros episodios recientes en el sector. SUNAFIL ha intervenido fundos en Ica y La Libertad tras denuncias de incumplimiento de derechos laborales, mientras sindicatos de empresas como Hortifrut y Camposol advierten de hostigamientos y contratos irregulares. Organizaciones sindicales también alertan que la reducción de aportes empresariales a ESSALUD afecta la cobertura médica de los trabajadores, pese a que las agroexportaciones peruanas continúan registrando cifras récord en los mercados internacionales.

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Agricultura

La inseguridad desborda la gestión de César Acuña en Trujillo

Redactor

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La noche del 4 de septiembre de 2025, una explosión en la urbanización Las Quintanas de Trujillo, causada por 30 cartuchos de dinamita, dejó 11 heridos, viviendas destruidas y un vecindario sumido en el terror. Este atentado, el tercero de gran magnitud en la ciudad en lo que va del año, expone la alarmante incapacidad del gobernador regional de La Libertad, César Acuña, y su administración para frenar la escalada de violencia ligada al crimen organizado. Mientras las mafias de la minería ilegal y la extorsión operan con impunidad, los ciudadanos de Trujillo enfrentan un estado de indefensión que pone en entredicho las promesas de seguridad de Acuña y su partido, Alianza para el Progreso (APP).

La gestión de Acuña ha sido señalada por su falta de estrategia integral frente a la inseguridad. A pesar de los estados de emergencia declarados en Pataz y Virú, los atentados con explosivos se han vuelto recurrentes, extendiéndose incluso a zonas residenciales céntricas como Las Quintanas. Los vecinos, hartos de la inacción, protestaron airadamente, denunciando que las autoridades regionales y nacionales, encabezadas por Acuña y el ministro del Interior, Carlos Malaver, han priorizado discursos vacíos sobre medidas concretas. La captura de tres sospechosos tras el reciente atentado, aunque un avance, no compensa la ausencia de políticas preventivas que aborden las raíces del problema: el auge de la minería ilegal y las redes de extorsión que operan sin freno.

El pedido de Acuña de un estado de sitio y cadena perpetua para los responsables suena más a una reacción desesperada que a una solución estructurada. Durante su gestión, los recursos destinados a fortalecer el serenazgo, modernizar la infraestructura policial o implementar sistemas de inteligencia han sido insuficientes. En cambio, su administración ha invertido en proyectos de alto perfil mediático, mientras la población enfrenta explosiones semanales y un clima de zozobra. La promesa de bonos para los afectados de Las Quintanas, aunque necesaria, no sustituye la falta de un plan robusto para desmantelar las organizaciones criminales que, según la PNP, están detrás de estos ataques, como la banda «Los Pulpos».

La indignación ciudadana también apunta a la complicidad implícita de las autoridades locales, que han permitido que actividades sospechosas, como las reportadas en la vivienda atacada en Las Quintanas, pasen desapercibidas. Los vecinos señalan que la casa, propiedad de una empresaria minera, era escenario de fiestas ruidosas y movimientos inusuales, sin que las autoridades intervinieran. Esta omisión refleja la descoordinación entre el gobierno regional y los municipios, ambos bajo fuerte influencia de APP, que ha priorizado lealtades políticas sobre la seguridad ciudadana. La ciudadanía exige respuestas, pero la gestión de Acuña parece más enfocada en controlar el daño político que en proteger a la población.

Trujillo, otrora una ciudad vibrante, se encuentra hoy rehén de la violencia y la ineficacia gubernamental. La retórica de Acuña, quien califica estos actos como «terrorismo urbano», no basta para calmar a una población que clama por acción. Si el gobernador y sus aliados en APP no asumen la responsabilidad de implementar medidas efectivas —como mayor inversión en inteligencia policial, coordinación con las Fuerzas Armadas y un combate frontal contra la minería ilegal—, Trujillo seguirá siendo un polvorín. La pregunta que resuena en las calles es clara: ¿hasta cuándo seguirá La Libertad a merced del crimen, mientras sus líderes se limitan a promesas vacías?

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