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Peligra la libertad de prensa en el Perú

La reciente denuncia del periodista Marco Sifuentes de “La Encerrona” sobre presuntas órdenes del ministro del Interior, Juan José Santiváñez, para controlarlo y vigilarlo pone en evidencia los peligros que enfrentan los comunicadores críticos e independientes en el ejercicio de su labor. Este caso representa una grave amenaza a la libertad de prensa y un intento de acallar las voces disidentes que cuestionan el accionar del gobierno.
La prensa alternativa e independiente cumple un rol fundamental en toda sociedad democrática, al fiscalizar el poder y denunciar los actos de corrupción o abusos que los medios tradicionales, muchas veces cooptados por intereses económicos y políticos, prefieren ocultar o tergiversar. Sin embargo, este valioso trabajo periodístico suele ser visto como una amenaza por los gobiernos autoritarios o aquellos que buscan perpetuarse en el poder a toda costa.

Las tácticas represivas empleadas por regímenes dictatoriales para silenciar a la prensa crítica son bien conocidas: amenazas, hostigamiento, vigilancia ilegal, secuestros y, en los casos más extremos, asesinatos de periodistas. Lamentablemente, estas prácticas no son exclusivas de gobiernos abiertamente autoritarios, sino que también pueden darse de manera sutil y encubierta en supuestas democracias.
El presunto intento de control y seguimiento a Marco Sifuentes por parte del ministro del Interior peruano constituye un claro ataque a la libertad de expresión y un precedente peligroso. Si se confirman estas acusaciones, estaríamos ante un caso de abuso de poder y una violación flagrante de los derechos fundamentales de la prensa.
Es crucial que la sociedad civil, organismos defensores de derechos humanos y la comunidad internacional condenen enérgicamente estos hechos y exijan garantías para el ejercicio libre y seguro del periodismo. La democracia y el Estado de derecho se sustentan en la existencia de medios independientes que puedan fiscalizar el poder sin temor a represalias.

Los periodistas como Marco Sifuentes, que se atreven a denunciar la corrupción y los abusos de autoridad, merecen el reconocimiento y la protección de toda la sociedad. Su labor es fundamental para mantener viva la llama de la libertad de expresión y evitar que los gobiernos actúen en la impunidad y la opacidad.
En definitiva, el caso de Marco Sifuentes debe servir como un llamado de atención sobre la importancia de defender a ultranza la libertad de prensa y rechazar cualquier intento de silenciar las voces críticas. Sólo así podremos garantizar una verdadera democracia y evitar que los gobiernos se deslicen peligrosamente hacia el autoritarismo y la represión.